A las compañías cotizadas se les deja tener hasta un diez por ciento de su capital en acciones propias, lo que es conocido como autocartera. ¿Es bueno? Puesto que depende del empleo que haga de ella. Tener autocartera es como una navaja multiusos y sirve para muchas cosas: intervenir con ellas en la capacitación de costos, por norma general para dar liquidez al valor; valer para remunerar a los directivos de la compañía; obsequiarlas a los inversores; remunerar indirectamente al accionista a través de su amortización y, finalmente, valer para operaciones financieras como los bonos canjeables donde el bonista va a recibir acciones de la autocartera.
Javier del Amo, directivo del Máster de Bolsa y Mercados Financieros del IEB, señala que “al recomprar las acciones, se reduce el número de ellas en circulación y su valor se acrecienta a los poseedores de las acciones sobrantes. Sería el efecto opuesto a la dilución. Esta estrategia tiene mucho sentido con las clases de interés históricamente bajos, puesto que muchas compañías se hallan ante la circunstancia de invertir su liquidez por la que no recibirán ninguna retribución y, no obstante, comprando sus acciones logran una mayor rentabilidad directa y también indirectamente”, explica.
El Servicio de Estudios de Bolsas y Mercados Españoles (BME) ha elaborado un informe de la autocartera de negocios rentables y franquicias de las compañías del índice Ibex treinta y cinco que firma Amelia Sánchez y en el que señala que la autocartera de las compañías aumentó sutilmente al cierre de dos mil dieciocho en frente de dos mil diecisiete, pasando del 0,62 por ciento del capital emitido total al 0,7 por ciento . Y las cantidades no son pequeñas. Sumando el valor de mercado de las acciones propias en cartera más las amortizaciones efectuadas por estas empresas a lo largo del año alcanzaba en el último mes del año pasado los seis mil seiscientos veintiuno millones de euros, un nueve con nueve por ciento más que en dos mil diecisiete. Una práctica muy empleada por las compañías del Ibex treinta y cinco en tanto que treinta de ellas tenían acciones propias.

Entre las bondades incontrovertibles del empleo de la autocartera está su amortización, muy usada en E.U. como forma de concentrar el beneficio de la compañía y aguardar subidas del costo del valor. Ahora bien, brota la duda de si resulta más interesante abonar un dividendo o bien recomprar acciones. Acá los analistas consultados no se ponen conforme. Luis Benguerel, consejero de Anattea Administración SGIIC, está a favor del pago del dividendo pues lo cobra todo el planeta, “mientras que con la recompra siempre y en todo momento resulta más controvertible favorecer al inversor”. No obstante, Javier Amo explica que “los dividendos acarrean una retención en el instante de conseguirlos al paso que la recompra produciría mayor valor de las acciones, lo que deja postergar la tributación hasta el instante de la venta de la acción”. En los casos de Iberdrola, ACS, Ferrovial y Repsol esta amortización que supone la reducción de capital busca contrarrestar el incremento de acciones de los dividendos opcionales (los que se cobran en títulos o bien en metálico).
Desde Iberdrola comentan que “el compromiso de la compañía es sostener constante su número de acciones, que asciende a seis mil doscientos cuarenta millones. Es complicado saber el número de acciones que hay que amortizar hasta saber cuántos accionistas han optado por cobrar el dividendo en acciones y asimismo por la subida que efectuamos en este pago. Una vez conocido el número de acciones que se ha aumentado, las adquirimos y las amortizamos para sostener esta cantidad y eludir la dilución”.
Impulsar la liquidez del valor en Bolsa y su frecuencia de cotización es una de las posibilidades más discutidas de la autocartera. Eso sí, hay un régimen legal muy específico para eludir situaciones de abuso de mercado que pudiesen deformar la capacitación de costos y siempre y en toda circunstancia se debe comunicar al supervisor. Luis Benguerel ejercitó a lo largo de años de cuidador de valor usando la autocartera de la compañía. En su entender, esta herramienta debe utilizarse para dar liquidez a la cotización, estando siempre y en todo momento en segunda o bien tercera situación en las órdenes para no forzar subidas o bien caídas en el costo. “Normalmente, los cuidadores con autocartera se aprecian mucho en los valores grandes, si bien el enorme inconveniente es que el cuidador esté comprando en un valor estrecho y provoque una subida de la acción esencial. Entonces viene el inconveniente de vender pues no hay ninguna persona que compre”. Y añade: “Ahora estos cuidadores administran la autocartera apoyados en robots financieros que ponen papel o bien dinero a ciertos precios”.
La operativa de autocartera de las sociedades cotizadas está sosten a un régimen riguroso de comunicaciones a la CNMV, que son públicas, con las que se puede conocer las resoluciones que se están tomando y de qué manera pueden estas afectar a sus acciones. Además de esto, los administradores deben contar con de autorización de la junta para adquirir autocartera. Las acciones que pasan a ser parte de este apartado no tienen derechos económicos ni políticos y el máximo tiempo que pueden estar en esa situación, sin venderse o bien emplearse para los fines con los que se adquirieron, es de 3 años, explica Amelia Sánchez. Las compañías que infrinjan la normativa están sostienes a sanciones, que se han aumentado en los últimos tiempos.