El descanso es fundamental a la hora de mantener una buena salud y conseguir cargar las pilas. Tanto si realizamos deporte como si no, es necesario dormir una media diaria de siete u ocho horas, y por ello la cama es uno de los lugares más importantes para mantener una buena salud.
En primer lugar debemos tener presente que en la cama pasamos muchas horas de nuestra vida, y por ello tiene que ser un lugar cómodo. El colchón, la almohada y la base deben hacer que nuestro cuerpo descanse, por ello es necesario que se adapten a la perfección a él.
La oferta de camas, almohadas, sábanas y colchones es amplia, y no siempre tenemos claro cuál nos conviene más. Te damos las claves para elegir tu cama ideal, una decisión que depende de factores como el peso, la postura, la temperatura… Una vez decidido, consulta el comparador, acierta y sobretodo gana en salud!
Consejos a tener en cuenta para escoger un colchón:
El colchón es la parte más importante de la cama, para mantener la buena salud de la espalda. Además, dormir en un buen colchón aumenta mucho la calidad de vida, pero la oferta es tan variada que cuesta decidirse. Los colchones de una plaza pueden ser de muchos tipos, de distintos materiales (de espuma, muelles, látex…), con diferentes grados de firmeza. Además, los precios son muy dispares: entre los modelos más sencillos y los más sofisticados pueden mediar 1.000 euros. ¿Cuál es un buen colchón para mí? Con estos consejos queremos dar respuesta a tu pregunta.
Antes de buscar un colchón debes preguntarte:
¿Cómo duermes?
Si duermes boca arriba, en posición supina, sobre la espalda, debes escoger colchones duros.
Si duerme de lado, te puede convenir un colchon 1 plaza de menor firmeza, que permita al hombro hundirse levemente, hasta encontrar una posición cómoda.
¿Cuánto pesas?
Si pesas bastante, necesitarás colchones firmes, que ofrezcan buena sujeción. En un sommier 2 plazas blando te hundirías en exceso.
Las personas más ligeras necesitan también colchones de mayor flexibilidad, que se adapten a su forma para repartir mejor el peso.
¿Te mueves mucho?
Si te mueves mucho mientras duermes te conviene un colchón algo más duro que te permita girarte sin esfuerso. En un colchón blando te hundirías demasiado, y te costaría girar, lo que resulta incómodo.
¿Pasas calor?
Si pasas calor, sudas con facilidad o vives en un lugar cálido, los colchones de muelles pueden convenirte más, pues se ventilan mejor y son más frescos.
Si eres friolero o vives en un lugar frío, los modelos de espuma, de látex o de material viscoelástico guardan más el calor.
Otras cuestiones
Si deseas una base articulada, necesitas un colchón flexible (de espuma, de látex o de muelles embolsados).
Si eres alérgico al polvo o asmático, se recomienda usar un colchón de espuma o de látex con una funda lavable (salvo, claro está, que seas alérgico al látex)
Que debes saber sobre la firmeza del colchón
Un buen colchón debe repartir el peso del cuerpo de la manera adecuada. Debe ser lo suficientemente firme para sostener bien el cuerpo, pero no tanto que resulte incómodo. En los últimos años se ha extendido la idea de que un colchón duro es siempre lo mejor para la espalda. No es así: en último término, la dureza, o mejor, la firmeza del colchón es una cuestión de preferencia personal, y de peso.
Un buen colchón debe respetar la curvatura natural de la columna vertebra, boca arriba y alineada mientras duermas de lado.
Si el colchón es demasiado duro o rígido, no se adapta al cuerpo. Esto por un lado permite una mejor aireación, pero por otra hace que el peso del cuerpo no se distribuya adecuadamente por toda la superficie del colchón.
En un colchón demasiado blando, el cuerpo tiende a hundirse. Esto presenta distintos problemas: la sensación de calor aumenta, porque no circula el aire, y por otro lado la columna vertebral y la espalda no están bien sujetas, ni al dormir boca arriba, ni de lado.
Lo que debes saber sobre los diferentes tipos de material de los colchones
El material del colchón es un aspecto determinante. Pasamos revista a los tipos de colchones más comunes (Muelles, espuma, viscoelástico y latex) y a sus características. Además, te indicamos el precio medio orientativo de cada tipo (para una medida de colchón de 90 x 190 cm).
Colchones de muelles:
Pueden ser de diferentes clases, muelles independientes (Bionicos o Bonell), continuos o embolsados:
-Muelles bicónicos (Bonell):
tienen un núcleo formado por múltiples muelles metálicos colocados en vertical, que se estrechan en su tramo central y están enlazados unos a otros por hilos metálicos. Es el sistema de muelles tradicional y su principal característica es una alta firmeza. Ofrece un soporte suficiente y una buena ventilación, por lo que pueden resultar algo frescos.
El precio de los colchones de muelles independientes son bastante económicos, para una medida de 90 x 190 cm, cuesta, de media 200
-Hilo continuo:
El entramado está hecho a partir de un único hilo metálico. En ambos casos el núcleo va cubierto por varias capas de espuma o algodón. Ofrece un soporte suficiente y una buena ventilación, por lo que pueden resultar algo frescos. Hay colchones con cara de verano y cara de invierno, más cálida. Su resultado es un tipo de producto muy firme y resistente.
El precio de los colchones de muelles continuos para una medida de 90 x 190 cm, cuesta, de media unos 350 euros.
-Muelles cilíndricos o embolsados:
Los muelles como su propio nombre indica, tienen forma de cilindro y se envuelven en sacos de tela, para evitar su rozamiento. Son estructuras independientes, proporcionan un apoyo preciso al cuerpo y al no haber roce entre muelles, son más silenciosos que los tipos anteriores. Mantienen una buena independencia de movimientos para los dos miembros de la pareja en una cama de matrimonio. A menudo llevan un recubrimiento muy generoso de diferentes materiales que los hace estar a medio camino entre los colchones de muelles y los de espuma o látex. Aunque pierden altura y firmeza con el uso, pueden proporcionar un buen descanso durante quince años. El precio de los colchones de muelles embolsados Su precio es mayor que el de otros colchones de muelles: un colchón individual de 90 x 190 cm costará unos 600 euros.
-Colchones de espuma de poliuretano
Estos colchones se parecen a un «bizcocho» de poliéster o poliuretano lleno de miles de pequeñas celdillas o burbujas de aire, y cubierto por una funda. Dependiendo del número de celdillas por m3, de su tamaño y de los agentes cohesionantes que lleve la masa, el colchón será más o menos firme. En general, a mayor ligereza, más blandura y peor envejecimiento. Las densidades inferiores a 35kg/m3 sólo convienen a las camas para huéspedes ocasionales o niños pequeños. En general, son fáciles de manejar y buenos aislantes del calor. Los precios de estos colchones varían en función de la densidad. Los de gomaespuma, los más corrientes cuestan unos 70 euros. Los colchones de espuma de alta densidad rondan los 200 euros.
-Colchones de material viscoelástico
Están hechos de una espuma especial que se amolda al cuerpo bajo los efectos del calor y la presión, ofreciendo una óptima distribución del peso corporal. La deformación del material perdura durante un tiempo cuando se cambia de postura, lo que puede resultar incómodo. Estos colchones viscoelásticos interesan, sobre todo, a quienes deban pasar mucho tiempo en la cama. Son bastante caros: un colchón de 90 x 190 cm cuesta unos 800 euros
-Colchones de latex.
Estos colchones están hechos de espuma de látex natural (proveniente del árbol del caucho), látex sintético (proveniente del petróleo) y materiales auxiliares usados en distintas proporciones. Hay colchones que combinan látex natural y sintético. El núcleo lleva perforaciones para facilitar la aireación, reducir el peso y crear zonas de resistencia. Los colchones de látex ofrecen un sostén bastante firme, pero al mismo tiempo son muy flexibles y se adaptan bien a los contornos del cuerpo, distribuyendo la presión de manera uniforme. Son buenos aislantes del calor, y gracias a las ventilaciones mantienen igualmente un ambiente agradable en la zona de contacto. Estos colchones son una buena opción para quienes se mueven mucho por la noche, pues el látex absorbe eficazmente los movimientos del cuerpo. También para parejas si uno se mueve mucho. Para las personas con alergias respiratorias o asma, los colchones de látex o espuma son una buena opción para evitar el riesgo de colonias de ácaros en el interior de los muelles. Sin embargo, están prohibidos para los alérgicos al látex. Son bastante pesados, lo que unido a su gran flexibilidad, los hace incómodos de manejar. Estos colchones pueden llevar distintos recubrimientos: algodón, lana, seda, sintético, etc. Los colchones de látex suelen ser bastante caros. Pero el precio varía según se trate de látex sintético (unos 450 euros) o natural (unos 600 euros).
Otros colchones “especiales”
Los colchones ortopédicos son adecuados para quienes deben estar mucho tiempo en cama. No son adecuados para una persona sana, pues es incómodo moverse en uno de ellos. Son bastante caros, suelen usarse por recomendación médica.
Los colchones de agua son pesados, necesitan una cuidadosa conservación y además son muy incómodos, sobre todo para quien se mueve mucho por la noche o para quien duerme boca abajo. Su nota más positiva es que el cuerpo se adapta bien al colchón.
El futón, colchón japonés hecho con capas de algodón, es adecuado para quien busca una base dura. Su espesor es muy reducido, y disminuye con el uso, Debe cambiarse con frecuencia.
Los colchones de lana clásicos tiene muchas desventajas: son muy pesados, difíciles de manejar y de mantener bien y resultan impensables para quien padece alergias respiratorias.
Antes de comprar el colchón…
Tómate algo de tiempo para probar el colchón en la tienda antes de comprarlo:
No basta con sentarse y palparlo, túmbate, prueba distuntas posturas… busca el colchón que mejor se adapte a tu gusto, a tus características y a tus necesidades.
Túmbate de espaldas y pasa una mano entre la zona lumbar y el colchón: si hay demasiada holgura el colchón puede ser demasiado rígido para tus características. Si la mano no pasa, el colchón es demasiado blando y el cuerpo se hunde en exceso.
Si duermen juntos en una cama doble dos personas con pesos y costumbres muy distintas, se puede optar por dos colchones unidos, cada uno adaptado a las condiciones del usuario. No obstante, un colchón de látex o uno de muelles embolsados mantendrán igualmente la independencia de movimientos.
Cuanto debe durar un colchón:
Muchas personas confunden el periodo de garantía de un colchón (a menudo 10 o más años) con el tiempo que un colchón está destinado a durar». Después de cinco a siete años de uso nocturno, puede ser el momento de evaluar si tu colchón todavía proporciona el apoyo y la comodidad que necesitas. Si muestra flacidez o abultamientos visibles, o si te despiertas con sensación de rigidez, es posible que tengas que cambiar el colchón. Nuestro consejo es no esperar más de 15 años de uso para cambiarlos. Pasado ese tiempo, las condiciones de firmeza e higiene originales habrán cambiado y no sólo no prestará su función correctamente, sino que podría incluso ser perjudicial para la salud.
Consejos para mantenerlo en buen estado del colchón:
Hay que ventilarlo cada día. Es mejor esperar de 5 a 10 minutos (y con la ventana abierta si es posible) antes de hacer la cama.
Dar la vuelta al colchón al menos cuatro veces al año, de izquierda a derecha y de la cabeza a los pies.
La limpieza de un colchón es difícil, así que la mejor opción es protegerlo y utilizar siempre una funda transpirable 100% algodón. Además, si se puede, es preferible que utilice un modelo de funda que deje la parte baja del colchón al aire libre, para una correcta aireación de todo el equipo de descanso. Limpiar con una aspiradora la superficie del colchón, si es posible cada dos semanas, así se garantiza que al menos parte de los ácaros y partículas acumuladas salgan.
Las fundas de colchón lavables son fundamentales para mantener en buenas condiciones el colchón. El dormitorio es uno de los lugares en los que hay más riesgo para los que sufren alergia a los acaros, pues a menudo se hacen fuertes en colchones, sábanas, edredones, almohadas, alimentándose de nuestras células muertas. Para los alérgicos a los ácaros, los colchones de látex son los más adecuados. Y hay que tener siempre la precaución de lavar frecuentemente la ropa de cama para eliminarlos.
¿Qué no hacer?
No es conveniente limpiar el colchón en seco ni empapar las tapicerías del equipo de descanso. Tampoco es recomendable el uso de bicarbonato u otros elementos químicos que pueden dañar la superficie e incluso penetrar en capas interiores y deteriorarlas. La vieja práctica de golpear el colchón para que suelte el polvo y las células muertas acumuladas no es recomendable para los equipos modernos, que podrían verse dañados. Nunca doblar ni plegar un colchón (excepto en colchonetas articuladas), ni siquiera por un corto espacio de tiempo, ya que lo dañará de forma irreversible. No apoyar objetos punzantes o pesados, aunque el colchón parezca una superficie ideal para apoyar muebles, podrían provocar daños irreparables. El colchón está diseñado para descansar, no para dar saltos sobre el mismo. No utilizar el colchón sobre una base que no cubra al menos el 60% de su superficie o esté en mal estado. Nunca utilizar tablas entre el colchón y la base de la cama, eso puede reducir la vida del colchón e incluso invalidar los términos de la garantía.