En este periodo los chicos poseen una gran capacidad de ‘absorción’ de conocimientos. Lo mejor es que lo hacen de manera natural, igual que aprenden a caminar, a comer con utensilios, a sentarse a una mesa… Además, a temprana edad no tienen sentimientos de vergüenza, ‘presión’ o miedo por equivocarse. Ponen en práctica rápidamente que aprenden.
Como muchas cosas en la vida, como nadar o montar en bicicleta, cuanto más temprano se comience a aprender un idioma, mejor va a ser su dominio del mismo. En el caso del inglés, sin dudas el idioma universal, el punto de inicio comienza en la infancia.
Dotarles de un instrumento tan importante durante el siglo XXI, como es el aprendizaje del inglés desde la etapa de educación infantil, es sinónimo de futuro y posibilidades de progreso, cuando pasen a ser adultos.
Un tercio de las empresas de todo el mundo necesitan de personal que hable inglés. Es la lengua oficial de muchas empresas mundiales como la Unión Europea, Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, OTAN, o la Unesco, por dar algunos ejemplos.
Queda clara la importancia de aprender este idioma y las ventajas que conlleva para los chicos aprender inglés en la etapa de educación infantil. A continuación, presentamos algunas ellas:
Sienta bases para el aprendizaje
Uno de las principales ventajas de incorporar la educación del inglés en la enseñanza infantil es que aquí se sientan las bases para su próximo aprendizaje. Hasta los 3 años, el cerebro alcanza la máxima ‘elasticidad’, por lo cual el aprendizaje se potencia.
Mejora la atención y entrena la mente
Está científicamente comprobado que aprender otro lenguaje a partir de los 0 a los 6 años mejora la atención y sirve de entrenamiento de la mente, porque ayuda a ejercitar la memoria de los pequeños.
Éstos consiguen un grado de concentración superior: tienen que trabajar con más información, manteniendo los idiomas separados y accediendo en el momento adecuado a cada uno de estos.
Tiene efectos sobre la inteligencia
El bilingüismo estimula la creatividad y provoca que los chicos sean más aptos para solucionar problemas. De esta forma, tiene efectos más que positivos sobre la sabiduría. Sus circuitos cerebrales se ‘programarán’ para aprender otras lenguas.
¿Por qué? El cerebro de un bilingüe lleva a cabo nuevas habilidades para procesar y manejar la información que ha sido almacenada.

Propicia una apertura al mundo
Si un estudiante empieza a aprender inglés desde la educación infantil, lo hablará como si fuese su lengua materna. Mientras vaya creciendo, va a tener una abertura al mundo a partir de la tolerancia, el respeto y la variedad.
Comprenderá que hay otras culturas. Además, va a tener una reacción positiva hacia otras lenguas. Y, por sobre todo, en plena era de nuevas tecnologías: no quedará ‘aislado’ en temas de comunicación. Hoy, más del 56% de los sitios web están editados en inglés.
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Fortalece la personalidad
Aprender inglés desde pequeños implica puntos más que positivos en la personalidad. Por ejemplo: coopera a la pérdida de la vergüenza, debido a que los menores aprenden sin temor. Esto les va a hacer obtener mayor estabilidad de cara al futuro.
Inventan conciencia de que pertenecen a un mundo globalizado, y suelen ser niños con una mente más abierta a los cambios y cambiantes de la vida.
Abre puertas a la empleabilidad futura
Saber inglés aumenta de notablemente las oportunidades. En específico, hay un 44% más de probabilidades de descubrir trabajo en el mercado laboral actualmente, si se domina esta lengua. En decenas de países, y en varios países e islas, el idioma oficial es el inglés.